Por Rosa Merlano
Al final, luego de años de demandas del pueblo cubano a las autoridades del castrismo, Gerardo Hernández Nordelo, conocido popularmente como "El Tarrú Nacional", publicó recientemente en Twitter imágenes donde aparece rodeado por un grupo de jóvenes miembros de las tropas especiales cubanas. La escena ha desatado una ola de especulaciones y memes sobre una supuesta "invasión" a la base naval estadounidense de Guantánamo.
Según la versión oficial no oficial que circula en redes, la estrategia del régimen castrista no es otra que entrar en el territorio de la base para que, en lugar de un enfrentamiento 100% bélico, los soldados cubanos ocupen únicamente el McDonald's de la base, el mítico oasis de la comida rápida que, se dice, podría saciar el hambre acumulada durante décadas en la isla.
Lo insólito no se detiene ahí: se imagina a los soldados cubanos, tras cruzar la frontera, dejando atrás las armas para lanzarse a la conquista del menú de Big Mac y papas fritas, en un acto de rebelión gastronómica que pone en jaque la seriedad de cualquier operación militar. La ironía apunta directo a la realidad de la escasez y las privaciones en Cuba, contrastando con la abundancia simbólica que representa la base de Guantánamo.
Este episodio recuerda la larga tradición de la sátira política cubana, que ha servido como válvula de escape para criticar con humor los absurdos del poder en la isla, a pesar de la censura y las restricciones que han marcado su historia desde el siglo XIX hasta hoy. En este contexto, la "invasión" de Hernández Nordelo se convierte en una caricatura viviente del anhelo popular por mejores condiciones de vida y la ironía frente a la rigidez del régimen.
Así, mientras el mundo observa con incredulidad esta "operación McDonald's", queda claro que la verdadera batalla en Cuba sigue siendo la lucha cotidiana por la libertad, la dignidad y, por qué no, una hamburguesa con papas fritas.